Un reciente estudio sugiere que una sola comida rica en grasas saturadas podría afectar de forma inmediata a la circulación de sangre al cerebro, elevando así el riesgo de desarrollar enfermedades como accidentes cerebrovasculares y demencia, recoge The Conversation.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores reclutaron a 41 hombres, divididos en dos grupos: jóvenes entre 18 y 35 años y mayores de entre 60 y 80. A todos se les ofreció una bebida especialmente diseñada para el experimento, apodada "la bomba cerebral", que consistía en un batido con 1.362 calorías y 130 gramos de grasa.
Cuatro horas después del consumo, los científicos evaluaron el comportamiento de los vasos sanguíneos realizando pruebas como la dilatación mediada por flujo en el brazo y ejercicios de sentadillas para medir la capacidad cerebral de regular el flujo sanguíneo ante variaciones de presión.
Los resultados revelaron que, tras esa sola comida, tanto jóvenes como mayores presentaron un deterioro significativo en la función vascular. Sin embargo, en los adultos mayores, la respuesta fue un 10 % peor, sugiriendo que sus cerebros son especialmente vulnerables.
¿Cómo impacta esto al cerebro?
El cerebro necesita un suministro constante de sangre para recibir oxígeno y glucosa. Este equilibrio lo mantiene un proceso natural llamado autorregulación cerebral dinámica. Pero esta capacidad se ve comprometida cuando los vasos sanguíneos se vuelven rígidos, algo que ocurre poco después de consumir grasas saturadas.
Los resultados, publicados en The Journal of Nutritional Physiology, refuerzan la necesidad de limitar la ingesta de grasas saturadas, especialmente entre personas mayores, quienes ya enfrentan un riesgo mayor de enfermedades neurodegenerativas.