
El poco conocido y fascinante viaje de Francisco de Miranda por casi un año a Rusia

Francisco de Miranda (1750-1816), venezolano universal y precursor de las independencias latinoamericanas, durante su estancia de casi un año en Rusia (1786-1787) tejió una red de apoyo crucial para su proyecto emancipador, cuyo principal hilo era sostenido por la emperatriz rusa Catalina II (1729-1796), con quien entabló una estrecha relación no exenta de especulaciones.
Miranda salió de Caracas en enero de 1771 y llegó a Madrid en marzo. No volvería a Venezuela hasta 40 años después. En España formó parte del Ejército real y participó en varias acciones en África. Posteriormente, fue enviado a EE.UU. para representar al lado realista en lucha por la independencia de ese país del Reino Unido.
'El venezolano más universal', como también es llamado, posicionó en el tablero geopolítico de la Europa del siglo XVIII la causa independentista que surgía en América. Tras desertar del Ejército realista, inició un periplo que partió de EE.UU. y que lo llevó por Turquía, Rusia, Reino Unido y Francia, donde fue nombrado mariscal en la Revolución francesa. A pesar de tan vasta experiencia en las artes militares, no logró ver cristalizado su cometido independentista en la actual América Latina.

El inicio de un gran viaje
Miranda llegó a Rusia con la Inquisición española pisándole los talones. La relación con la emperatriz rusa y con el príncipe de Taúrica, Grigori Potemkin, fueron claves para escapar de la persecución de la Corona de España, que lo perseguía por sus lecturas e ideas.
La historiadora venezolana Carmen Bohórquez, en su libro 'Francisco de Miranda, precursor de las independencias de la América Latina', y Tatiana Alekséyeva, decana de Derecho de la Universidad Estatal de la Escuela de Economía de Moscú y presidenta de la Sociedad Bolivariana de Rusia, en su escrito 'Francisco de Miranda en Rusia', reconstruyen el capítulo poco conocido sobre la estancia del 'Americano más universal' en el Imperio Ruso.
'El Precursor', como también es conocido, estuvo casi un año en el Imperio ruso. Llegó el 26 de septiembre de 1786 y partió el 7 de septiembre de 1787. Su viaje, a lo largo de 4.000 km, se inicio en el sur y lo llevó hasta San Petersburgo, la capital imperial fundada por Pedro I el Grande.

Cuatro meses y medio pasaron, entre el 26 de septiembre de 1786 y principios de febrero de 1787, desde que dejó el Bósforo en dirección a Jersón —fundada por Potemkim en 1778; en manos de Ucrania desde 1991 e incorporada a Rusia después de consultas populares en 2022—, que era un astillero naval, un puerto comercial y una "vitrina del desarrollo económico y cultural ruso", según un portal web con documentos de Miranda. Asimismo, estuvo en la península de Crimea.
Las capitales rusas
El humanista venezolano también estuvo tres meses en Kiev (capital de Ucrania desde 1991). El viaje hacia Moscú comenzó el 7 de febrero y culminó a principios de mayo de 1787. Allí estuvo hasta los primeros días de junio. Posteriormente, pasó tres meses en San Petersburgo.
En esta etapa, explica Bohórquez, el teniente coronel desertor del Ejército español estudia la organización militar rusa y visita bóvedas para alojar a soldados y fortalezas. Además, conoce a personalidades y representantes diplomáticos extranjeros.
Así, el prócer venezolano conoce a Potemkin, con quien conversa de temas políticos, la situación de las colonias españolas y las intenciones de América de separarse del dominio de la Corona. El príncipe lo invita a Crimea y luego lo convida a Kiev para conocer a Catalina II.

Miranda y Catalina II
Este encuentro, afirma la académica venezolana, ha dado pie a "diversas historias", como que sostuvieron un romance, que no ha sido comprobado históricamente. "Si nos atenemos a las explicaciones más serias, la presencia de Miranda no estaba desprovista de interés político para la corte rusa. En esa época, tanto Rusia como España mantenían escuadras en el océano Pacífico con el fin de defender sus derechos respectivos sobre las zonas ocupadas en la América del Norte".
El propio Miranda en su diario de viaje describe el primer encuentro con la zarina: "Su majestad vino a hablarme inmediatamente preguntándome cuántos grados de calor hacía cuando era menos en mi tierra". Posteriormente, en las otras ocasiones que se encontraron relata que le preguntaba con interés sobre las "conmociones" que habían ocurrido en territorio americano.
La admiración entre Miranda y Catalina era mutua. En su diario, el generalísimo escribe: "Es difícil encontrar un sujeto cuya conversación sea más apacible, amena e interesante (…) que al mismo tiempo posee una vasta lectura , y profunda erudición, tiene una paciencia para oír y singular arte para preguntar".

Catalina II, dice Bohórquez, trata de convencer a Miranda para que se quede. A través de terceros trata de persuadirlo sin éxito. El venezolano, a pesar de la persecución española, quiere continuar su viaje para obtener apoyo para la lucha independentista americana.
Así, la benevolencia de la emperatriz para que continuara su periplo se tradujo en dinero, el uniforme del Ejército ruso y cartas de recomendación para los representantes diplomáticos rusos en varios países europeos, según Alekséyeva.

¿Por qué Rusia ayuda a Miranda?
Bohórquez cataloga la estadía de Miranda en la corte de Catalina como un "triunfo personal" y afirma que Rusia es "la primera nación en ofrecer apoyo a su proyecto de emancipación para la América meridional".
Al preguntarse sobre las razones para la acogida a Miranda, Alekséyeva expone varias opiniones de historiadores y se refiere a la tesis planteada por M. V. Miroshevskiy que esbozaba que "'los intereses de España y Rusia chocaban' en la región nórdica del océano Pacífico y también en Europa".
Según explica, España en alianza con Francia, "ofrecía resistencia a los planes de Rusia de desplazar a Turquía de sus posesiones europeas". Además, "en 1787, el imperio ruso tuvo el propósito de enviar a Miranda, con una expedición, a la región norte del Pacífico. De modo que, con base en Kamchatka, el venezolano hubiera podido emprender la lucha para liberar a las colonias españolas". No obstante, no existen pruebas al respecto.
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