
Operación Berezino o cómo la inteligencia de la URSS engañó al "hombre más peligroso de Europa"

El 18 de agosto de 1944, tras la derrota de sus tropas en Bielorrusia, la inteligencia alemana recibió información, de una fuente que consideraba fiable, de que en la retaguardia del Ejército Rojo había sido rodeada una unidad de la Wehrmacht compuesta por hasta 2.500 personas en los pantanos cercanos al río Berézina.
El mensaje decía que fieles a su juramento y al Führer, los soldados alemanes no estaban dispuestos a rendirse y que las fuerzas rodeadas estaban comandadas por el teniente coronel Scherhorn.
Así empezó la operación Berezino, un plan de bandera falsa lanzado por los servicios secretos de la URSS y que fue impulsado por Stalin. Se trataba de engañar a los alemanes creando la impresión de operaciones activas de sus unidades en la retaguardia soviética, y luego obligar al mando alemán a utilizar sus recursos valiosos para apoyarlas.
Naturalmente, el mando de la Wehrmacht decidió utilizar una unidad militar grande en la retaguardia de las tropas soviéticas. En realidad, la unidad de Scherhorn no existía. El propio teniente coronel Heinrich Scherhorn, excomandante de un regimiento, cayó prisionero en la región de Minsk y se le convenció para que colaborase con los servicios secretos soviéticos.
Su grupo incluía varias decenas de exprisioneros de guerra y antifascistas alemanes. Scherhorn y todo su destacamento operaban bajo las órdenes de un grupo operativo especial de la inteligencia soviética. Como apoyo, se les asignaron veinte efectivos soviéticos armados con metralletas.
Para garantizar la seguridad de la operación y evitar incidentes, los accesos a la base del falso destacamento alemán —así como su ubicación— fueron custodiados por patrullas militares. Asimismo, se desplegaron varias piezas de artillería antiaérea en la zona, las cuales fueron cuidadosamente camufladas.
Las primeras 'presas' de la emboscada soviética
Los alemanes no reaccionaron inmediatamente al radiograma sobre la 'unidad alemana' enviado por el agente 'Heyne' (que en realidad era el oficial del NKVD Alexánder Demiánov, quien se infiltró con éxito en la Abwehr, la inteligencia militar alemana).
Al verificar la identidad del teniente coronel Scherhorn, los servicios secretos alemanes ordenaron a Heyne entrar en contacto con Scherhorn, informar sobre las coordenadas exactas de la unidad para lanzar una carga y enviar a un operador de radio.

En la noche del 15 al 16 de septiembre, los alemanes lanzaron tres operadores de radio en las coordenadas especificadas. Los recibieron y los llevaron a la ficticia base de Scherhorn.
Según los enviados, Hitler y Goering habían sido informados sobre la unidad de Scherhorn, quienes habían ordenado que se hiciera todo lo posible para salvarla.
Una vez capturados, dos de los operadores de radio que habían enviado se vieron obligados a colaborar y se unieron al 'juego', confirmando la existencia de launidad de Scherhorn.
Convencido de la existencia real de esa unidad, el mando alemán comenzó a suministrarle intensivamente armas, municiones, medicamentos y alimentos.
Para abastecerla, se destinó cuatro aviones de transporte. Durante el primer mes, 16 agentes más llegaron a donde suponían que estaba Scherhorn, algunos de los cuales fueron reclutados por el NKVD y también se unieron al 'juego radial' que fue encabezado por el espía soviético Vílyam Guénrijovich Fisher, que posteriormente se haría conocido y fue conocido en Occidente por su alias 'Rudolf Ivánovich Ábel'.

Cómo falló el 'Francotirador'
En Alemania, el destino de Scherhorn y sus soldados era seguido de cerca personalmente por el comandante del Grupo de Ejércitos Centro, el coronel general Reinhardt. Pero el principal protagonista del lado alemán fue el SS Obersturmbannführer (teniente coronel), o el 'saboteador número 1 del Reich', Otto Skorzeny.
Convertido en un ícono de la publicidad militar alemana, el entonces teniente coronel de las Waffen-SS, quien se catapultó a la fama por haber organizado y encabezado la operación de rescate de Benito Mussolini en septiembre de 1943, envió a la zona a 8 agentes sobre los que Scherhorn no estaba informado.

Los agentes tenían la tarea de infiltrarse secretamente en la zona designada y comprobar si el grupo de Scherhorn realmente existía. Los ocho agentes fueron capturados y algunos de ellos participaron en la operación Berezino.
En su libro 'La guerra desconocida. Mis memorias secretas', publicado en 1975, Skorzeny describe en detalle cómo organizó un puente aéreo con la unidad ficticia, y cómo conseguía recursos para los 'soldados de Scherhorn' en medio de la escasez que había en Alemania.
Sin embargo, el 'experto en sabotaje', también llamado en un documental español del 2020 como "el hombre más peligroso de Europa", estuvo convencido a lo largo de su vida del éxito de su operación de apoyo a la unidad de Scherhorn.
Así lo describe el propio Skorzeny con sus palabras.
"Me puse a trabajar en ello inmediatamente y di a esta operación el nombre en clave de 'Freischütz' ('Francotirador'). Se le encargó la ejecución de este plan al batallón Jagdverband Ost I, creado recientemente. Se constituyen grupos, formados cada uno de ellos por cinco hombres, dos alemanes de la sección especial de cazadores y tres rusos, probablemente anti-Stalin. Los ocho voluntarios alemanes hablan ruso".

En su libro, Otto Skorzeny informó sobre cuatro comandos de paracaidistas de las SS enviados para ayudar a Scherhorn.
Más tarde, el mando alemán sugirió que Scherhorn dividiera su unidad en grupos para que pudieran ir independientemente a la línea del frente. Esto se 'cumplió'. Ahora el mando alemán tenía que ocuparse no de una, sino de tres 'unidades militares'.
'Marcha heroica' del grupo de Scherhorn
Después de que los grupos de Scherhorn partieran hacia Occidente, recibieron cantidades importantes de valiosos suministros de la aviación alemana. Y los alemanes fueron informados constantemente de que los retrasos en el camino se debían a la falta de alimentos y municiones.
Hubo informes ocasionales de sabotajes en la retaguardia del Ejército Rojo, supuestamente llevados a cabo por unidades de Scherhorn.
A partir de finales de octubre de 1944, el mando alemán comenzó a exigir que Scherhorn preparara las condiciones para el desembarco de aviones. Preocupados por el peligro de que su engaño fuese descubierto, los servicios secretos soviéticos tomaron todas las medidas para prolongarlo. Para ello, bajo el pretexto de que la unidad de Scherhorn era perseguida por unidades del Ejército Rojo, se informó a los alemanes sobre la imposibilidad de aceptar el avión.
Mientras tanto, las tropas del Ejército Rojo avanzaban rápidamente hacia el oeste y la 'unidad' de Scherhorn gradualmente se vio 'fuera del juego': las batallas ya tenían lugar en territorio alemán.
Fin de la operación y sus resultados
El 1 de mayo de 1945, los alemanes informaron a Scherhorn de la muerte de Hitler, y el 5 de mayo transmitieron su último radiograma a todas las estaciones de radio implicadas en la operación: "La superioridad de las fuerzas enemigas venció a Alemania. Los suministros listos para ser enviados por la flota aérea no pueden ser entregados. Con gran pesar, nos vemos obligados a suspender la asistencia a ustedes. Debido a la situación actual, ya no podemos mantener contacto por radio con ustedes. Pase lo que pase en el futuro, nuestros pensamientos estarán siempre con ustedes, quienes en un momento tan difícil se ven defraudados en sus esperanzas".
Así terminó la operación Berezino.
Durante ocho meses se enviaron armas, municiones, alimentos, medicinas y otros productos, tan necesarios para los nazis en el frente, para apoyar al 'grupo Scherhorn'. Varios agentes entrenados de Alemania fueron capturados y se convirtieron en canales de desinformación para el enemigo.
Según datos de archivo, desde septiembre de 1944 a mayo de 1945, los aviones alemanes realizaron 39 viajes a la retaguardia soviética y lanzaron 22 oficiales de inteligencia alemanes, todos capturados o eliminados, además de enviar 13 estaciones de radio, 255 cargamentos con armas, municiones, uniformes, medicinas, alimentos y 1.777.000 de rublos soviéticos.
